domingo, 17 de agosto de 2014
COOPERACIÓN vs. COMPETENCIA: EL MITO DEL SOLITARIO DAVID CONTRA GOLIAT
Me explicó un diseñador y publicista madrileño que allá por el 2008, cuando la crisis comenzó a golpear el empleo y él, junto con otros 100 compañeros fue despedido de la flamante agencia donde trabajaba, decidió iniciar su primera aventura empresarial.
En el céntrico barrio de Prosperidad, el abundante comercio comenzaba a asfixiarse. Hablamos de un barrio pequeño donde había afincados más de 1500 comercios. Atravesado por la popular calle López de Hoyos, todo el barrio era lo más parecido a un centro comercial, pero sin macro-centros comerciales cerca.
La idea era sencilla: entre todos los comercios que se sumaran, impulsar una publicación que sirviera para dos cosas: 1. de catálogo compartido y plataforma publicitaria de productos y servicios, y 2. de reclamo a los vecinos sobre la gran variedad y calidad de productos y servicios que podías encontrar sin salir de tu barrio.
Y argumentos no faltaban, ya que en dicho barrio había de todo y para todo el mundo. Era difícil pensar en un producto o servicio que no pudieras encontrar allí, a 5 o 10 minutos de tu casa. Además, el comercio del barrio eran nuestros vecinos y amigos, ofrecían cercanía y daban vida al barrio. Eran la luz y la seguridad en las calles en invierno, cuando anochecía pronto y nuestros hijos e hijas volvían a casa de sus actividades extra-escolares, creaban empleo, relación, solidaridad...
Y si bien el pequeño comercio no puede competir con las grandes maquinarias de publicidad de las corporaciones... ¡unidos si podían! Y podían reivindicarse como conjunto, y unidos podían colarse en los buzones de los vecinos, tal y como hacían las grandes marcas. Porque compartían calles y plazas como lo hacen otras tiendas en los centros comerciales. Y tenían argumentos: “Ahorra gasolina, tiempo y dinero. Apoya a tus vecinos porque ellos te apoyan a ti.”
Así pues, la idea de este joven publicista era ofrecer los servicios que venía realizando para una gran multinacional, al comercio de barrio, y poner a su disposición su experiencia de los años anteriores. Y como el comercio de barrio no podía costear la infraestructura de un magazine mensual publicitario, pues había que unirse y crear un producto en común que nos beneficiara a todos.
Tras un año desplegando ingeniería publicitaria de alta calidad y bajo coste, el publicista madrileño tiró la toalla. “Seguramente he tomado algunas decisiones equivocadas, fruto de mi falta de experiencia empresarial”, me dijo.
Pero el verdadero problema del fracaso de este primer proyecto de mi amigo fue que los comerciantes nunca creyeron en la fuerza de la cooperación y los valores. Seguían pensando dentro de los antiguos paradigmas de la lucha y la desunión. No entendían que se debían cooperar unidos contra un competidor común, infinitamente más poderoso. Seguían pensando, erróneamente, que su competencia era el comercio de al lado, así lo entendían y así actuaban. Hoy, gran parte de esos negocios ya no existen. Me temo que David contra Goliat es una hermosa leyenda que suele acabar mal para los "Davids" mientras no aprendan a cooperar con sus iguales.
¿QUÉ ES TENER “ÉXITO” EN EL ÁMBITO EMPRESARIAL?
“Éxito” es una palabra vacía de contenido.
Cuando hablamos de conceptos como “éxito empresarial”, “éxito en los negocios”,
“éxito personal”… el significado de dichos conceptos depende de lo que para
cada persona signifique esta palabra. Lo que para uno es un éxito, para otro
puede ser un fracaso.
Como empresarios y empresarias, podríamos
afirmar sin dudar que aspiramos al “éxito”. ¿Algún empresario podría no
afirmarlo? ¿Alguna empresaria podría negarlo?
Pero si cualquier empresario o empresaria
aspira al éxito con su empresa, de su negocio, primero de todo debemos
preguntarnos: ¿Qué es el “éxito” para mí?
Cada uno tendrá sus propios objetivos, su
propio concepto de lo que es el “éxito”. Si nos planteamos lo que queremos obtener, quizás estemos corriendo tras un concepto de éxito que no sea el nuestro, un concepto que, en realidad, no deseemos obtener. Por ello nos parece fundamental que cada persona clarifique lo que, para ella, significa el éxito.
Para nosotros, el concepto “éxito empresarial”
implica varias cosas:
La
primera es el éxito económico. Porque estamos hablando de empresas, de negocios, de autònomos que oferecen sus servicios.... y cualquier proyecto empresarial requiere necesariamente de resultados económicos positivos. De no ser así, o bien la empresa no tiene futuro, o bien es una asociación, una ONG o un hobby… pero no un negocio! Porque un negocio se caracteriza por proporcionar beneficios económicos que permitan a las personas que trabajan en ella una retribución justa a cambio de su tiempo y su esfuerzo.
La
segunda es el hecho de poder sentirnos orgullosos.
Volvemos a la retórica del “orgullo de ser empresarios y empresarias”. Esto es,
darnos cuenta que nosotros estamos generando productos/servicios útiles, que
las personas necesitan, que las personas valoran, que las personas quieren
comprar, que las personas agradecen. Además, estamos g
enerando trabajo, y en consecuencia bienestar. En definitiva, estamos aportando algo positivo al mundo. Sin nuestro trabajo el mundo sería un lugar peor, por lo tanto, nos orgullecemos de ser útiles al mundo.
enerando trabajo, y en consecuencia bienestar. En definitiva, estamos aportando algo positivo al mundo. Sin nuestro trabajo el mundo sería un lugar peor, por lo tanto, nos orgullecemos de ser útiles al mundo.
La
tercera es conseguir que el negocio “funcione solo” y tener tiempo para nuestra vida personal. Poder ausentarnos, poder descansar o atender otros asuntos u otros
negocios, sabiendo que la empresa continúa funcionando en mi ausencia. De esta manera, podremos tener una
vida profesional, pero también una vida personal. Tener tiempo para nuestra vida personal es fundamental en nuestro concepto de éxito. Hay muchos empresarios que tienen un gran éxito económico, pero sin tiempo para
poder disfrutarlo. En nuestro punto de vista, eso es un fracaso. Pero si vamos un poco más allá y lo pensamos bien: Un empresario que no puede ausentarse de su negocio… ¿Realmente tiene una empresa? ¿O solo tiene un puesto de trabajo proporcionado por él mismo y que le esclaviza?
Por lo tanto (y siempre bajo un punto de vista
muy personal), cuando hablamos de éxito empresarial como mínimo nos estamos refiriendo a tres elementos claves:
1.- ingresos económicos suficientes,
2.- tiempo para disfrutar nuestra vida gracias a que nuestro negocio funciona de una forma relativamente autónoma y, además,
3.- el orgullo de saber que somos útiles y que estamos aportando muchas cosas positivas a la sociedad.
1.- ingresos económicos suficientes,
2.- tiempo para disfrutar nuestra vida gracias a que nuestro negocio funciona de una forma relativamente autónoma y, además,
3.- el orgullo de saber que somos útiles y que estamos aportando muchas cosas positivas a la sociedad.
Esta es nuestra idea de “éxito empresarial”.
¿Cuál es la tuya?
Te animamos a detenerte un momento para reflexionar y poner por escrito tu definición de éxito (todo lo que no se escribe se tiende a olvidar). Así podrás dirigirte a tu concepto de éxito de forma consciente. ¿Qué entiendes tú por éxito?
RECUPERANDO EL ORGULLO DE SER EMPRESARIO/A
Una de las consecuencias de las dificultades
económicas que atraviesa nuestro país, ha sido la estigmatización de los
empresarios y las empresarias. Es sencillo entender el porqué, ya que en los
medios de comunicación, se ha mencionado sistemáticamente a la “clase
empresarial” para hablar de Emilio Botín, de Amancio Ortega, de Telefónica… y
de sus reuniones con el Ministro, con el Presidente, con el Rey, con el Papa...
También se habla de la CEOE como “los representantes de los empresarios”, lo
cual ha hecho que el verdadero tejido empresarial de este país (las PYMES, que
constituyen más del 99% de las empresas existentes*) quede impregnado de una
imagen corrupta y sospechosa.
Esta mala utilización del lenguaje, ha generalizado un concepto negativo sobre los empresarios y empresarias. Tener y/o dirigir una empresa se ha convertido a veces en algo de lo que avergonzarse y por lo que justificarse.
Pero bastan unos pocos datos para entender que
la realidad del empresariado de este país es bien distinta, como mencionar que
las PYMES generaron el 65% del empleo en España en 2013 ¡¡a pesar de haberles
negado el crédito!!
Y lo cierto es que para las PYMES, esto es,
para la amplia mayoría del empresariado de este país, las cosas no son tan
fáciles como para este pequeño grupo de “elegidos” del IBEX35, la CEOE o de las
corporaciones y multinacionales que operan en España. Las grandes empresas
juegan en una liga distinta, en la que pueden fabricar en un país, llevar la
contaminación a otro, tener la sede corporativa en un paraíso fiscal, etc. Las
grandes empresas juegan en una liga distinta en la que ni jugamos, ni queremos
jugar. Nosotros apostamos por defender el bien común y no solamente
nuestro bien. ¡En esto nos diferenciamos de muchas grandes empresas
profundamente!
¿De qué debemos avergonzarnos entonces? ¿Por
qué justificarnos? ¿Por qué lo hacemos si nuestro juego es limpio y centrado en
nuestro territorio más cercano? ¿Por que agachar la cabeza si apostamos por el bien
común?
Como empresarios y empresarias debemos ser conscientes de que el papel que
cumplimos en la sociedad es fundamental, y lo es por varios motivos:
1.-
Creamos utilidad. Desde los productos y servicios más
sencillos hasta los más complejos, toda actividad responde a una necesidad
humana. Cada vez que una persona necesita una silla, una casa, comida, un clavo
y un martillo, un abogado, un informático, una lavadora, un masajista, un
préstamo, un libro, un hotel, enviar un paquete… y así un larguísimo etcétera,
puede tenerlo porque alguien, una persona anónima en la mayoría de los casos,
tuvo la visión y decidió comenzar a fabricar o a ofrecer ese producto o
servicio que le resulta útil y necesario a las personas. Además, lo hacemos sin
jugar con juegos sucios de financiaciones opacas, paraisos fiscales, ni los
otros instrumentos que algunas grandes empresas sí tienen a su disposición. Ser
útiles y de forma ética, ¿no es para sentirse orgullosos? Somos importantes
porque somos útiles a la sociedad.
2.-
Creamos riqueza y bienestar. Las estructuras
empresariales crean riqueza y la distribuyen mediante el empleo, por lo tanto
son responsables directas del bienestar y las condiciones de vida dignas de las
personas. ¿No es para sentirse orgullosas? Gracias a nosotras, un grupo de
personas obtiene empleo, formación, experiencia… e ingresos para llevar a cabo
su proyecto de vida. Aunque las grandes empresas, por ejemplo, defiendan la
necesidad de los sueldos bajos, nosotros sabemos que nuestros vecinos y vecinas
deben tener salarios dignos para que puedan vivir con dignidad y puedan
adquirir los servicios que les ofrecemos. O sea, también en este punto jugamos
en otra liga que las grandes empresas que prefieren sueldos de miseria porque
su viabilidad no está unida a la gente de ningún territorio concreto, algo muy
diferente de nuestro caso: queremos el bien de nuestros vecinos y vecinas
porque también contribuye a nuestro bien. Y, en este contexto, nosotros
aportamos mucha riqueza y bienestar.
3.-
Creamos beneficio social y progreso. Las PYMES, tal
como decíamos, a diferencia de las grandes empresas y multinacionales, no nos
podemos permitir crear dolor social de ninguna forma, pues nuestra estructura
es pequeña y frágil, y probablemente nuestro negocio se convertiría en inviable
si sufriéramos el rechazo de nuestros vecinos o clientes. Además, tenemos otra
serie de características que nos hacen, por lo general, estructuras mucho más
humanizadas que las grandes corporaciones: la proximidad a la gente de nuestro
territorio es una de las más importantes. Y queremos seguir siendo así de
sensatos y sensibles para con el bienestar ajeno. ¿No es para sentir orgullo?
Sí, nosotros pensamos que es para sentirse
intensamente orgullosos y orgullosas. Y pensamos que en demasiadas ocasiones se
nos trata injustamente, pues son muchos los falsos tópicos que se asocian a la
actividad empresarial, bien por ignorancia, bien porque se nos asocia con las
élites (esas de las que hemos hablado antes), o bien simplemente porque hablar
es fácil y es gratis.
Pero además, también somos conscientes de que
estamos hechos de una pasta especial, y que habitualmente nos enfrentamos a
situaciones que nos aportan fortaleza y coraje. Así que no tendremos problema
en levantarnos con energía cada mañana, pensando en seguir adelante con nuestra
misión a pesar de las muchísimas dificultades. Y con la cabeza bien alta,
porque estamos orgullosos de ser empresarios. Porque estamos orgullosas de ser
empresarias.
¡Gracias por estar ahí! ¡Sois y somos
imprescindibles!
* Fuente: Ministerio de Empleo y Seguridad
Social y Comisión Europea
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